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Las siguientes situaciones te revelan que debes cambiar tu equipo de descanso:
Si tu colchón tiene más de 10 años, debes plantearte el renovarlo. Pasado este tiempo pierde la firmeza y la flexibilidad.
Si lo notas deteriorado, muy blando o con hendiduras y te hundes demasiado.
Si tu colchón ofrecía independencia de lechos y al dormir notas perfectamente los movimientos de tu pareja.
Si notas alguna superfície dura, protuberancias, o escuchas ruidos al moverte.
Si no tienes ninguna enfermedad o patología diagnosticada, y a diario te levantas con dolores musculares y de espalda, y cansado habitualmente.
Si das muchas vueltas durante la noche y/o te despiertas varias veces.
Si durante el día te sientes muy cansado y te quedas dormido en situaciónes que requieren un estado óptimo de alerta.
Si la base donde reside tu colchón está en mal estado o tu somier esta desgastado.
Si has experimentado un gran cambio físico o has sido padre/madre, ya que el colchón que antes era idóneo para ti es posible que ahora ya no lo sea.
Si tu hijo se ha hecho mayor.
Si sufres alguna o varias de estas situaciones debes renovar tu colchón, el que tienes actualmente ha ha perdido todas sus propiedades y ha dejado de ser funcional, con lo cual no te ayuda a descansar como debes y te afecta en tu vida diaria.